Las palabras provenientes de la Casa Blanca suenan desafiantes pero el ambiente es sombrío. Mientras el presidente Joe Biden contempla la escala del sufrimiento humano que se causará en Ucrania junto con las posibles consecuencias más amplias para la seguridad en Europa.
Durante semanas, EE. UU. ha estado amenazando con sanciones punitivas contra Rusia, pero lo que pretendía servir como elemento disuasorio ha fracasado claramente.
Entonces, el presidente Biden y sus aliados tienen que responder, sabiendo que lo que le importa a Vladimir Putin son las acciones concretas y no las duras palabras de condena.
Nadie espera que ningún castigo económico contra Rusia detenga su avance sobre Ucrania.
El objetivo ahora es tener un impacto duradero en la economía rusa y debilitar el estado para que no pueda emprender más acciones militares fuera de sus fronteras.
Eso requerirá un compromiso y una resolución a largo plazo por parte de Estados Unidos y sus aliados.
Este es un gran desafío para el presidente Biden y para la posición de Estados Unidos en el escenario mundial.
Las tropas estadounidenses no participarán militarmente en Ucrania. Las sanciones son la única arma que Estados Unidos está preparado para desplegar.
Pero, ¿el uso de medidas económicas limitará las ambiciones y acciones de Rusia en Europa del Este?