Estados Unidos rechazó la oferta de Polonia de 20 aviones de combate MiG para la guerra en Ucrania por temor a una escalada.
Los cazas, mientras sean piloteados por ucranianos, potencialmente serían alimentados y armados en la vasta base aérea estadounidense Ramstein en Alemania o en un estado de la OTAN más cercano a Ucrania. También pueden recibir guerra electrónica encubierta y apoyo de selección de objetivos tácticos.
Como víctima de un ataque armado, Ucrania tiene derecho a la legítima defensa. Puede recibir legalmente suministros militares para su defensa. Kiev también tendría derecho a invitar a la OTAN a unirse a la lucha en su nombre, por ejemplo, imponiendo una zona de exclusión aérea sobre Ucrania.
Sin embargo, Moscú ve su invasión como una autodefensa justificada contra la intrusión de la OTAN junto con su falsa afirmación de que los rusos étnicos están amenazados de genocidio en el este de Ucrania. La intervención extranjera directa será considerada por un Kremlin cada vez más acorralado como un acto de guerra para frustrar sus objetivos.
Moscú podría argumentar que los MiG moverían el «teatro de guerra» hacia el oeste, hacia la OTAN, y podrían exponer la infraestructura militar que los atiende a contraataques.
Rusia ha tolerado hasta ahora el suministro de armas defensivas de Occidente a Ucrania, pero el despliegue de aviones de combate sería un paso significativo. Incluso si tuvieran su sede en Ucrania, Moscú podría argumentar que la OTAN proporcionó armas que extienden el conflicto al territorio ruso.