La renuncia de José Manuel Zelaya, sobrino de la presidenta Xiomara Castro y hasta hace poco ministro de Defensa de Honduras, ha sacudido aún más al gobierno hondureño en medio de un escándalo por presuntos vínculos con el narcotráfico que también involucra a su padre, Carlos Zelaya. Este episodio marca un nuevo golpe para la administración de Castro, que ya enfrenta duras críticas por la reciente cancelación del tratado de extradición con Estados Unidos.
Las Dimisiones: Padre e Hijo en la Mira
Carlos Zelaya, cuñado de la presidenta y hermano del expresidente Manuel Zelaya Rosales, anunció su renuncia tras admitir que había participado en una reunión con figuras del narcotráfico en 2013. Según él, la reunión fue convocada para discutir posibles aportaciones a la campaña política de su partido, Libre. Sin embargo, esta confesión ha desencadenado una serie de cuestionamientos y ha motivado su dimisión como secretario del Congreso Nacional, para permitir una investigación sin influencias.
A raíz de la controversia generada por las declaraciones de su padre, José Manuel Zelaya también presentó su renuncia como ministro de Defensa. En un mensaje público, explicó que su decisión se debe a la necesidad de despejar cualquier duda y permitir que las investigaciones procedan de manera transparente. En sus palabras, la misión del Partido Libre y de la Resistencia está por encima de cualquier cargo público.
Contexto Político y Reacciones
La doble renuncia de los Zelaya ocurre en un momento crítico para el gobierno de Xiomara Castro, quien ha sido criticada por eliminar el tratado de extradición con Estados Unidos, en vigor desde 1912 y aplicado desde 2014 para combatir a los narcotraficantes hondureños. Esta medida ha sido vista por muchos como una forma de proteger a sus aliados políticos de posibles investigaciones internacionales, lo que ha intensificado las sospechas de corrupción y encubrimiento.
El impacto de estas renuncias no solo afecta la imagen del gobierno de Castro, sino que también amenaza con debilitar la popularidad del Partido Libre de cara a las elecciones de 2025. Analistas políticos sugieren que estos eventos podrían pasar factura a la presidenta y su partido en las próximas contiendas electorales, generando una crisis de confianza entre sus seguidores.
Nuevos Retos para el Gobierno
La presidenta Castro ha nombrado a Rixi Moncada, una aliada cercana, como la nueva ministra de Defensa en un esfuerzo por estabilizar la situación. Sin embargo, el gobierno enfrenta el desafío de recuperar la credibilidad y demostrar que está comprometido con la justicia y la lucha contra la corrupción, especialmente en un país que ha sido duramente golpeado por el narcotráfico y la impunidad.
El escándalo de los Zelaya refleja un problema mayor en la política hondureña, donde las conexiones entre figuras públicas y el crimen organizado continúan erosionando la confianza de los ciudadanos en sus líderes. La administración de Castro deberá manejar con cautela los próximos pasos para evitar que estos eventos comprometan aún más la gobernabilidad y la imagen de su gobierno.
El caso de Carlos y José Manuel Zelaya es un recordatorio del complejo panorama político en Honduras y de la necesidad urgente de una reforma profunda que separe la política de las influencias ilícitas que han perjudicado al país durante décadas.