La palabra “libre” encierra en sí misma una poderosa esencia de libertad, liberación y autonomía. Evoca imágenes de luchas heroicas por la justicia, la igualdad y los derechos fundamentales. Sin embargo, en Honduras, el partido político Libre ha convertido esta palabra en un sinónimo de división y odio, traicionando su significado original y transformándola en una herramienta para incitar al rencor y manipular a la ciudadanía.
Desde sus comienzos, el partido Libre se ha presentado como un movimiento de resistencia y cambio. Nació de la indignación popular, buscando representar a los sectores más olvidados y luchar contra las injusticias del sistema. No obstante, en lugar de promover un mensaje de esperanza y unión, Libre ha recurrido sistemáticamente a la retórica del odio, polarizando a la sociedad hondureña y sembrando discordia entre sus ciudadanos.
La presidenta Xiomara Castro y los líderes de Libre han sido criticados en múltiples ocasiones por utilizar un lenguaje incendiario que fomenta el resentimiento. En lugar de convocar a la nación a unirse en torno a un proyecto común, parecen más interesados en avivar las llamas de la confrontación, exacerbando las diferencias políticas y sociales.
La Traición al Concepto de Libertad
El hecho de que un partido llamado Libre recurra a tácticas opresivas y divisivas resulta, cuando menos, irónico. La libertad implica la posibilidad de pensar y expresarse sin temor, de participar en el espacio público sin restricciones, y de disentir sin miedo a represalias. No obstante, las acciones del partido parecen estar dirigidas en la dirección opuesta, restringiendo la libertad de expresión a quienes no comulgan con su ideología y demonizando cualquier forma de oposición.
Esta contradicción se hace evidente en las recientes intenciones del partido de apoderarse del estadio durante las marchas del 15 de septiembre, supuestamente para evitar ser abucheados por la población que desaprueba su gestión. En lugar de enfrentar la crítica y rendir cuentas, Libre busca silenciar a sus detractores, manipulando los espacios públicos y restringiendo la expresión popular. Este tipo de acciones no solo reflejan una falta de respeto hacia la ciudadanía, sino también hacia la palabra que llevan como estandarte.
Politización de Actos Cívicos: Una Estrategia para Controlar
El intento de Libre de apoderarse de eventos cívicos como las marchas de la independencia de Honduras es otro ejemplo de cómo el partido ha distorsionado el sentido de la libertad y el respeto por las tradiciones nacionales. Estas marchas, que históricamente han sido celebraciones de la identidad y el orgullo hondureño, están siendo arruinadas por la politización, convirtiéndose en plataformas para agendas partidistas. En lugar de respetar el carácter cívico y solemne de estos actos, Libre parece más interesado en utilizarlos como escenarios de propaganda y control, diluyendo su verdadero significado y alejándose del sentir popular.
Incitación al Odio: Un Patrón Recurrente
La incitación al odio se ha vuelto una estrategia recurrente en la retórica de Libre. La crítica constante a los medios de comunicación, los ataques a la oposición y la división de la sociedad en bandos irreconciliables son ejemplos claros de cómo este partido ha hecho del odio su herramienta política. En lugar de promover la liberación y el empoderamiento del pueblo hondureño, Libre ha contribuido a una atmósfera de miedo y hostilidad que limita la verdadera libertad.
Es fundamental que los líderes políticos entiendan que la libertad no se impone ni se controla; se cultiva con respeto, diálogo y responsabilidad. Mientras Libre continúe promoviendo la confrontación y el odio, estará traicionando no solo a sus propios principios, sino también a la esencia de la libertad que proclama defender.
En un país que necesita urgentemente reconciliación y progreso, es crucial recordar que la verdadera libertad solo puede alcanzarse a través del respeto mutuo y el compromiso con el bienestar común. La manipulación y la opresión jamás serán caminos hacia una sociedad realmente libre.