Con profunda tristeza, el mundo católico y gran parte de la humanidad reciben hoy la noticia del fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco, ocurrido la mañana de este lunes 21 de abril de 2025, a los 88 años de edad en la residencia Santa Marta del Vaticano.
Nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, fue el primer Papa latinoamericano y el primer jesuita en llegar al trono de San Pedro. Desde su elección en marzo de 2013, el Papa Francisco marcó un antes y un después en la historia de la Iglesia Católica. Su pontificado se caracterizó por su cercanía con los más humildes, su lenguaje directo, su sonrisa sincera y una visión renovadora que removió estructuras internas y abrió puertas al diálogo, al perdón y a la misericordia.
Bajo su guía, la Iglesia se inclinó hacia los márgenes: hacia los migrantes, los descartados, los pobres, los olvidados. Su constante llamado a la “Iglesia en salida” y su denuncia al “clericalismo” lo convirtieron en una figura reformadora pero profundamente espiritual. No buscaba fama, buscaba servicio. No ansiaba poder, ansiaba compasión.
En sus últimos meses, su salud fue debilitándose. Una neumonía persistente lo mantuvo hospitalizado durante más de un mes, aunque nunca cesó en su deseo de acompañar a su pueblo, incluso apareciendo por última vez en público durante la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección.
Un legado que trasciende fronteras
El legado del Papa Francisco no se limita a sus palabras; está tejido en sus gestos. Desde el rechazo a vivir en el lujoso Palacio Apostólico, el lavado de pies a presos y refugiados, hasta su histórica encíclica Laudato Si’ que despertó conciencia ecológica en todo el mundo. Francisco nos recordó que la autoridad verdadera nace de la humildad.
Hoy, como comunidad global, nos detenemos para agradecer su vida, para llorar su partida y para elevar nuestras plegarias. En medio del luto, se inicia el proceso conocido como sede vacante, que culminará con la elección de un nuevo Pontífice en el cónclave convocado por el Colegio de Cardenales. Pero sabemos que llenar su lugar será una tarea monumental, pues Francisco no fue solo Papa: fue pastor, fue amigo, fue voz de los sin voz.
Un mensaje para la comunidad
A todos los fieles católicos, a quienes hallaron esperanza en sus palabras y consuelo en su mirada, nuestro más sentido pésame. Que su ejemplo de sencillez, su amor profundo por los demás, y su inquebrantable fe nos inspiren a seguir construyendo un mundo más humano, más justo y más fraterno.
Desde aquí, en Honduras y en cada rincón del planeta donde su mensaje resonó, decimos con amor y gratitud:
Gracias, Papa Francisco. Que descanses en la paz del Señor. Tu voz seguirá siendo faro en medio de la oscuridad.