Tegucigalpa, 9 de junio de 2025 – El candidato presidencial por el Partido Liberal, Salvador Nasralla, lanzó duras críticas contra el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, a quien acusó de actuar de forma ilegal y de responder a intereses ideológicos afines al comunismo.
1. Cuestionamiento por quórum insuficiente
Nasralla denunció que Redondo convocó una sesión legislativa sin el quórum necesario.
“El problema de la amistad de Luis con ‘Mel’ es que él le transmitió que 8 por 5 son 35. Decile a Luis que, para hacer quórum en un grupo de 128 personas, se necesitan 65, o sea, la mitad más uno.”
Aseguró que Redondo será responsable legal por sesionar con solo 63 diputados presentes.
2. Críticas a préstamos aprobados sin ratificación
En esa misma sesión, según Nasralla, se aprobaron tres préstamos con la CAF por un total de $190 millones sin ratificar el acta respectiva antes de enviarlos a publicación. Esto, afirma, podría configurar una violación al debido proceso.
3. Acusaciones ideológicas: “Servilismo comunista”
Nasralla fue más allá al sugerir que Redondo está actuando como instrumento del expresidente Zelaya:
“Qué pena que le siga el juego a estos comunistas… al final, a ‘Mel’ no lo van a meter preso, pero a Luis sí lo van a condenar y a la muchacha secretaria que firmó también.”
🔍 Contexto y tensión política
- Nasralla representa la línea liberal opositora, tras años de alianzas y rupturas políticas.
- Luis Redondo, en cambio, lidera el Congreso Nacional con respaldo de Libre, pero ahora enfrenta un posible quiebre con quienes antes fueron sus aliados.
⚠️ Reacciones
- Nasralla amenaza con acciones legales contra Redondo y contra quienes autorizaron la publicación oficial de los préstamos.
- Redondo, en respuesta, ha defendido la legalidad de sus actos y ha advertido con medidas disciplinarias contra la oposición.
🧾 Conclusión
Con estas declaraciones, Nasralla no solo se distancia políticamente de Redondo, sino que refuerza su discurso de legalidad y anticomunismo de cara a las elecciones de 2025. La batalla por el control institucional se convierte en campo de guerra ideológico.