En un país donde la tierra clama fertilidad y los agricultores aún luchan por obtener insumos accesibles, la reciente importación de 793 toneladas métricas de nitrato de amonio ha despertado más sospechas que soluciones. No por el volumen, que ya es considerable, sino por quién la adquirió: las Fuerzas Armadas de Honduras.
Este compuesto, conocido mundialmente por su doble cara —fertilizante agrícola y base para explosivos tipo ANFO— ha protagonizado tragedias en Beirut y Oklahoma. En Honduras, ahora, se convierte en el centro de una polémica que huele más a pólvora que a agricultura.
El caso: nitrato bajo resguardo militar
Según reportes portuarios y fuentes oficiales, 36 contenedores provenientes de Perú arribaron al puerto de San Lorenzo, bajo consignación del Instituto de Previsión Militar. La adquisición fue retirada del puerto por personal de las Fuerzas Armadas, lo que encendió las alertas del Colegio Químico-Farmacéutico de Honduras y diversos sectores de la sociedad civil.
“Es una cantidad exagerada para fines agrícolas, y su almacenamiento requiere condiciones especiales para evitar desastres”, alertó un representante gremial.
¿Por qué esto preocupa?
- El nitrato de amonio es un fertilizante legal, pero su volumen, manejo y destino deben ser transparentes.
- Su uso militar no está contemplado oficialmente en tareas agrícolas.
- No es común que las Fuerzas Armadas administren fertilizantes, una función que normalmente corresponde a entes civiles o agroindustriales.
La justificación ofrecida fue que se trata de “uso industrial”, sin mayores detalles. Pero ¿por qué no se canalizó esta compra a través de la Secretaría de Agricultura (SAG) o entes agropecuarios?
¿Y los campesinos?
Mientras tanto, miles de productores hondureños continúan lidiando con el alto costo de los fertilizantes, la falta de subsidios y la competencia de productos importados. La ironía no escapa: el Estado importa toneladas de fertilizante, pero el agro sigue estéril de apoyo.
Antecedentes peligrosos
- En 2020, una explosión de nitrato de amonio en Beirut mató a más de 200 personas.
- En Oklahoma (1995), fue utilizado en un atentado que cobró 168 vidas.
- Su regulación es estricta en países como EE. UU., México y Chile. En Honduras, no hay una ley clara que regule su uso castrense.
Un llamado a la transparencia
La población merece respuestas. ¿Cuál será el uso final del compuesto? ¿Existe un plan de distribución agrícola? ¿Dónde se almacenará? ¿Qué medidas de seguridad se están aplicando?
El fertilizante no debe convertirse en sospecha. Y la agricultura no puede ser militarizada.