Honduras es uno de los países más vulnerables al cambio climático, y su impacto en la agricultura ha sido devastador. Sequías prolongadas, lluvias intensas y eventos climáticos extremos han afectado la producción de cultivos esenciales como el café, el maíz y los frijoles, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria del país.
Este artículo analiza cómo los pequeños agricultores se enfrentan a la pérdida de cosechas y cómo la falta de políticas de adaptación agrava la situación. Se discuten estrategias que algunos agricultores están adoptando, como la diversificación de cultivos, la implementación de sistemas de riego eficientes y el uso de prácticas agrícolas sostenibles que mejoran la resistencia a los cambios climáticos.
Además, se aboga por la necesidad de políticas gubernamentales que apoyen a los agricultores en la transición hacia prácticas más resilientes, incluidas las inversiones en investigación agrícola y la creación de sistemas de alerta temprana para eventos climáticos extremos.