En una inesperada operación coordinada por las autoridades estadounidenses, el avión presidencial de Nicolás Maduro fue confiscado mientras se encontraba en República Dominicana. La aeronave, un lujoso Dassault Falcon 900EX valorado en 13 millones de dólares, fue adquirida de manera ilegal a través de una empresa fantasma y exportada clandestinamente desde Estados Unidos, incumpliendo así diversas sanciones internacionales impuestas al régimen venezolano.
Este golpe a la cúpula del gobierno de Maduro tuvo lugar cuando la aeronave se encontraba en territorio dominicano, desde donde fue trasladada a Florida por las autoridades norteamericanas. Según fuentes oficiales, la adquisición del avión se realizó mediante maniobras fraudulentas para ocultar la implicación del mandatario y su círculo cercano, quienes han utilizado la aeronave en múltiples viajes diplomáticos y personales.
La incautación del avión no solo representa una pérdida económica significativa para el gobierno venezolano, sino también un mensaje claro de que sus movimientos están siendo minuciosamente vigilados por Washington. Esta acción refuerza la postura internacional contra el régimen de Maduro y marca un hito en los esfuerzos de la comunidad internacional para sancionar las operaciones ilícitas del líder venezolano y su entorno.
La operación contó con la colaboración de varias agencias federales estadounidenses y el gobierno dominicano, que notificó a Venezuela sobre la intervención. Este episodio pone de relieve las crecientes presiones internacionales sobre el régimen y subraya la determinación de Estados Unidos para frenar las actividades ilegales que benefician a Maduro y su séquito.
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